martes, 21 de abril de 2020

Semanario 9: Psicología positiva en el aula


  Después de haber hablado sobre la educación emocional, nos vamos a centrar en la psicología positiva. En educación emocional hablábamos de la gestión de emociones y ahora, concretamente, nos vamos a centrar en la construcción de mociones positivas y del bienestar.

  Es a partir del sXX que se empieza a hacer referencia a la psicología positiva (Bisquerra, 2011), por tanto, podemos decir que, como la educación emocional, es un fenómeno emergente actual que comienza a adentrarse y ganar presencia en el ámbito educativo. Así, pues, la psicología positiva es “un fenómeno que surge en el cambio de siglo y que experimenta una considerable difusión desde los primeros momentos, que abre nuevas esperanzas hacia un futuro mejor, centrado en el bienestar de las personas y de la sociedad en general” (Bisquerra, 2011, p. 31), que puede tener su puesta en práctica directa desde la educación.

  Para ello el docente debe adoptar un papel de guía accesible, que proporciona calma y apoyo en el transcurso de la vida escolar, pero a su vez una persona firme y correcta a la que hay que respetar y que propicia el respeto entre compañeros.

  La disciplina positiva sirve para generar un buen clima de aula y para eliminar en gran medida muchas conductas disruptivas en ella y entorno a la Educación Primaria. La disciplina positiva tiene un especial impacto en los alumnos más problemáticos. Diferentes estudios y artículos destacaban el poder de esta disciplina con alumnos con problemas emocionales, violentos e incluso con alumnado con NEAE. Al modular con cariño, respeto, firmeza y diálogo se está contribuyendo a una mejora sustancial del campo emocional del niño y de los que lo rodean, que tiene un efecto beneficioso en el aula.

  Tal y como refiere Bisquerra (2011) la psicología positiva surgió para potenciar las investigaciones sobre las emociones positivas y el bienestar con la finalidad de llegar a aplicaciones prácticas y contribuir al desarrollo del bienestar personal y social. Por tanto, teniendo en cuenta que el centro educativo es un ámbito fundamental en el desarrollo personal del estudiante, es un contexto donde la psicología positiva incide de manera directa a contribuir ese desarrollo de manera sana. 

  Debemos tomar conciencia de nuestro trato con el alumnado, al igual que buscamos el desarrollo personal desde las emociones positivas y no las negativas, aunque estas sean inevitables, nosotros debemos ser ejemplo de ello. Cuidar nuestra psicología para trasladar y transmitir nuestra experiencia sirviendo de ejemplo. 

  Una vez más, me gustaría recalcar el papel de la formación en esto, pues es en las universidades y centros de formación docente donde se debe aplicar todo lo evidenciado en las investigaciones actuales. Se debería incluir en el mismo grado más asignaturas relacionadas con el control de aula e, incluso, proponer experiencias prácticas con sesiones de mindfulness, entre otras.

  Dentro de los objetivos de la educación, encontramos el desarrollo pleno del estudiante y eso conlleva buscar su bienestar. Por ello tenemos muy en cuenta los beneficios que la psicología positiva aporta al contexto educativo, además de a otros contextos. Esto beneficios son:

Fuente: GOOGLE
REFERENCIAS DOCUMENTALES: 

Bisquerra, R. (2011). Educación emocional. Propuestas para educadores y familias. Bilbao: DESCLÉE DE BROUWER

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