Desde que decidí matricularme en el
grado de Educación Primaria he sabido de mi gran interés por la parte
psicopedagógica que hay dentro de la educación. A lo largo de los primeros
cursos, el peso de la didáctica sobre las áreas de psicología o pedagogía ha
sido mucho mayor y, en cierto modo, esa falta de formación me ha despertado
gran inquietud por encaminar mi futuro hacia la orientación educativa. Por
tanto, a pesar de haber disfrutado las experiencias prácticas durante la
carrera y cursado asignaturas de didáctica que despiertan gran interés, sigo
pensando en que ser maestra “no es lo mío”. No por valorar de manera negativa
la experiencia práctica, la cual he disfrutado, sino por sentir mucha insatisfacción
en la formación de temas que tienen mucho que ver más con el trato de personas
que aprenden, que con el trato de asignaturas que enseñar.
No obstante, las semanas que he
pasado en el CEIP Fuentenueva junto a la clase de 2ºA, han sido geniales.
Destaco el papel de mi tutora como ejemplo de docente afable, capaz de empatizar
con cada alumno y que, sin duda, tiene presente la infancia de cada uno de
ellos, su realidad personal, psicológica y académica. Me gustaba hablar con
ella sobre la realidad de cada uno, su manera de aprender y las posibilidades
que se le ofrece desde el aula. El compromiso de ella
es un ejemplo que, decida el futuro que decida en relación con la educación,
tendré muy presente.
Finalmente, me gustaría vivenciar
diferentes perspectivas docentes, y a medida que avanzamos en nuestra formación,
ir conociendo más inquietudes profesionales y encontrar maneras de poder
conseguirlo, pues la educación tiene más salidas de las que nos enseñan, y es
necesario conocernos a nosotros mismos y saber qué parte de lo que estamos
estudiando nos inquieta y nos apasiona. Ese es mi objetivo, ser una apasionada
de la educación desde una de las muchas posibilidades que nos ofrece este contexto
y, aun quedando mucho camino por delante, poder disfrutar de multitud de
experiencias que me ayuden a seguir convencida de que disfruto educándome y
educando.
Desde el pasado 14 de marzo, los centros educativos, como demás locales,
negocios…se han visto clausurados debido al COVID-19. Sin embargo, las escuelas
han debido reinventarse para seguir con el calendario escolar en la medida de
lo que sea posible y, para ello, muchos docentes han recurrido a la creación de
blogs, canales de youtube y otros recursos digitales que les han permitido
continuar con su docencia de forma telemática. No obstante, el cierre del
centro educativo y la necesidad de contar con dispositivos que permitan las
conexiones necesarias, no hace más que aumentar desigualdades entre
estudiantes.
Mari Luz Beltrán, Rafael Falcón y Jesús Gabaldón (2020) han expuesto un
análisis de la situación donde denuncian el gran riesgo de abandono escolar en
estudiantes que no cuentan con recursos. Los principales problemas que agravan
la situación a medida que se alarga el estado de alarma son, según la UNESCO y otro autores (2020):
11.Interrupción del aprendizaje: Disponen de menos
oportunidades educativas y de desarrollo más allá de la escuela que otros/as
compañeros/as.
22.Familias no preparadas para la educación a
distancia y en el hogar: Sus familias cuentan con pocos recursos y quizá con
limitaciones lingüísticas en el idioma oficial de instrucción.
33.Acceso desigual a las plataformas de aprendizaje
digital: Sus familias no tienen acceso a la tecnología ni conexión a internet o
lo tienen en modo insuficiente.
44.Aislamiento social: El centro educativo es el único
espacio de interacción y socialización para muchos de estos niños y niñas que
ahora han perdido todo contacto social, esencial en su aprendizaje y desarrollo.
55.Impacto psicológico y físico: Los niños que han
sido expuestos a periodos de cuarentena y no cuentan con apoyo educativo tienen
más probabilidades de desarrollar episodios traumáticos y de estrés.
No obstante, son muchos los docentes que se han reinventado creando espacios propios virtuales para su alumnado, pues la conexión a internet va a ser el protagonista de la educación telemática. Entre otras actuaciones docentes propias, destaco:
- Creación de web/blog para publicar contenido, como actividades, vídeos explicativos... En mi caso, ayudamos con una web a mi tutora de practicum: MASAPI
Después de haber hablado sobre la educación
emocional, nos vamos a centrar en la psicología positiva. En educación emocional
hablábamos de la gestión de emociones y ahora, concretamente, nos vamos a
centrar en la construcción de mociones positivas y del bienestar.
Es a partir del sXX que se empieza a hacer
referencia a la psicología positiva (Bisquerra, 2011), por tanto, podemos decir
que, como la educación emocional, es un fenómeno emergente actual que comienza
a adentrarse y ganar presencia en el ámbito educativo. Así,
pues, la psicología positiva es “un fenómeno que surge en el cambio de siglo
y que experimenta una considerable difusión desde los primeros momentos, que
abre nuevas esperanzas hacia un futuro mejor, centrado en el bienestar de las
personas y de la sociedad en general” (Bisquerra, 2011, p. 31), que puede tener
su puesta en práctica directa desde la educación.
Para ello el docente debe adoptar un papel de guía
accesible, que proporciona calma y apoyo en el transcurso de la vida escolar,
pero a su vez una persona firme y correcta a la que hay que respetar y que
propicia el respeto entre compañeros.
La disciplina positiva sirve para generar un buen clima de
aula y para eliminar en gran medida muchas conductas disruptivas en ella y
entorno a la Educación Primaria. La disciplina positiva tiene un especial impacto en los
alumnos más problemáticos. Diferentes estudios y artículos destacaban el poder
de esta disciplina con alumnos con problemas emocionales, violentos e incluso
con alumnado con NEAE. Al modular con cariño, respeto, firmeza y diálogo se está
contribuyendo a una mejora sustancial del campo emocional del niño y de los que
lo rodean, que tiene un efecto beneficioso en el aula.
Tal y como refiere Bisquerra (2011) la psicología positiva surgió para potenciar las investigaciones sobre
las emociones positivas y el bienestar con la finalidad de llegar a aplicaciones prácticas y contribuir al desarrollo del bienestar personal y social. Por tanto, teniendo en cuenta que el centro educativo es un ámbito fundamental en el desarrollo personal del estudiante, es un contexto donde la psicología positiva incide de manera directa a contribuir ese desarrollo de manera sana.
Debemos tomar conciencia de nuestro trato con el alumnado, al igual que buscamos el desarrollo personal desde las emociones positivas y no las negativas, aunque estas sean inevitables, nosotros debemos ser ejemplo de ello. Cuidar nuestra psicología para trasladar y transmitir nuestra experiencia sirviendo de ejemplo.
Una vez más, me gustaría recalcar el papel de la formación en esto, pues es en las universidades y centros de formación docente donde se debe aplicar todo lo evidenciado en las investigaciones actuales. Se debería incluir en el mismo grado más asignaturas relacionadas con el control de aula e, incluso, proponer experiencias prácticas con sesiones de mindfulness, entre otras.
Dentro de los objetivos de la educación, encontramos el desarrollo pleno del estudiante y eso conlleva buscar su bienestar. Por ello tenemos muy en cuenta los beneficios que la psicología positiva aporta al contexto educativo, además de a otros contextos. Esto beneficios son:
El término TIC, cuyas siglas significan a las
Tecnologías de Información y Comunicaciones, se refiere a un “grupo diverso
de prácticas, conocimientos y herramientas, vinculados con el consumo y la
transmisión de la información y
desarrollados a partir del cambio tecnológico que ha experimentado la humanidad en las últimas décadas,
sobre con la aparición de Internet”.
Consideramos, por tanto, que las TIC forman
parte del progreso de nuestra sociedad y ser competente en su uso es básico
para desenvolverse en la vida actual. Tanto es así, que la adquisición de la competencia
digital se refleja en el currículum de Educación Primaria y desde la infancia
se educa dentro de las aulas para manejarlas de manera responsable y eficaz.
Para educar desde el aula ordinaria en el uso
de las TIC, es necesario contar con los recursos básicos digitales, como
ordenador, conexión a internet, etc. En la siguiente imagen podemos observar
cómo sería la comparación entre un aula tradicional y un aula TIC:
La principal problemática que veo en la enseñanza aprendizaje de su uso en educación es la falta de formación del profesorado que, en muchas ocasiones, se hace de manera ineficaz y se termina optando por volver a lo tradicional. Tal y como comentan Trigueros, Sánchez y Vera (2012), el uso de las TIC en la enseñanza requiere de un proceso de adaptación e implica
cambios en nuestro trabajo con los alumnos. En el siguiente vídeo podemos ver qué les ocurre a los profesionales de la educación cuando se deben enfrentar a las TIC sin una formación de calidad:
Es necesario reflexionar sobre qué uso le estamos dando a estos recursos, si bien, las
utilizamos como apoyo a nuestra tarea docente, como recurso y/o como medio para conseguir los
objetivos propuestos. Debemos ser conscientes de si, finalmente, nos ceñimos al libro y a otros elementos más
cercanos para él, más fáciles de usar y que no requieren los cambios metodológicos
que requieren el uso de las TIC (Trigueros, Sánchez y Vera, 2012).
Desde mi punto de vista, el uso de las TIC no es eficaz si no producen una diferencia significativa en el aprendizaje del alumnado, es por ello que necesitamos ser hábiles en la elección de los contenidos y la metodología adecuada a este recurso.
Por último, después de haber cursado la mención en Educación Especial, me gustaría resaltar la importancia de estos recursos para la mejora de la enseñanza aprendizaje en alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo, por las facilidades que aportan a la hora de cambiar formatos de texto, aportar de forma animada actividades que resultan más atractivas e interactivas, entre otras muchas ventajas.
TRIGUEROS, F., SÁNCHEZ, R. y VERA, M. I. (2012).
El profesorado de Educación Primaria
ante las TIC: realidad y retos. Revista Electrónica Interuniversitaria de
Formación del Profesorado. 15(1). ISSN 1575-0965, pp. 101-112
La neuroeducación o neurodidáctica es una nueva visión de la enseñanza
que se basa en aportar estrategias y
tecnologías educativas centradas en el funcionamiento del cerebro.
Esta nueva disciplina educativa fusiona los conocimientos sobre neurociencia,
psicología y educación, con el objetivo de optimizar el proceso de
enseñanza y aprendizaje.
Tiene sentido tener en cuenta el funcionamiento del cerebro en cada
aprendizaje puesto que en cada uno se establecen conexiones neuronales, la
mayor parte de estas, según demuestra la neuroeducación se forman en los 3
primeros años de vida y nuestro objetivo como educadores es forjar estas
conexiones y ayudar a que sean potentes, tanto a la hora de generar nuevos
aprendizajes como a la hora de afianzarlos.
Como futuros docentes, necesitamos conocer el cerebro y tener muy claro
qué cuenta, principalmente, en educación. Las evidencias científicas nos dicen que, en neuroeducación, las funciones ejecutivas son la clave y estas se
ubican en el lóbulo frontal de nuestro cerebro.
Las funciones ejecutivas son las que nos va a permitir tomar decisiones,
planificar, regular nuestro aprendizaje, por tanto, son las funciones que nos
permiten controlar nuestras acciones. Concretamente, los investigadores nos hablan de tres de ellas: inhibición del impulso, memoria de trabajo y flexibilidad cognitiva. Estas son
fundamentales para el éxito y Jesús Guillén las explica genial con un juego en
el siguiente vídeo:
A lo largo de lo cursado en el grado, se ha tenido en cuenta aspectos innovadores dentro de la educación que, sin querer, como estudiante trasladaba a la metodología e intentaba ser creativa, pero siempre me rondaba la cabeza la idea de que innovar no es inventar. Necesitamos una justificación para las innovaciones que queramos hacer en nuestro futuro profesional y es, quizá, la neuroeducación un argumento potente que promete mejorar el aprendizaje del alumnado. También, en trastornos de origen neuronal, como la dislexia o TDAH, el entrenamiento de las funciones ejecutivas claves serían bastante interesantes a la hora de hacer adaptaciones curriculares. Por tanto, desde la responsabilidad que tenemos como estudiantes, debemos caer en la idea de que nuestra formación debe ser continua. Dedicar tiempo a temas innovadores, que además tienen evidencias de su eficacia, debería ser un requisito indispensable en nuestra conciencia de formación y, más aún, cuando sentimos que necesitamos saber más de lo que no nos enseñan a lo largo de la carrera.
REFERENCIAS DOCUMENTALES:
Guillén, J. (2019). El cerebro ejecutivo en el aula: de la teoría a la práctica.
El TDAH es un trastorno de origen neurobiológico, cuyos síntomas
provocan en el niño las siguientes conductas:
Hiperactividad: presenta un
nivel superior e inapropiado de actividad para su edad.
Impulsividad: le cuesta controlar sus conductas,
emociones y pensamientos.
Inatención: tiene una gran dificultad para
prestar atención y concentrarse.
Se trata de una "inadaptación o desajuste al medio consecuencia de
la falta del equilibrio necesario entre lo biológico del individuo y los
valores, hábitos de comportamiento y actitudes de los restantes miembros de la
familia, escuela o sociedad en general".
Actualmente, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad no
resulta, precisamente, un trastorno raro o poco usual. Cada vez más, son los
diagnósticos en niños que cursan la etapa primaria, pero, realmente, no tenemos
la información suficiente, no solo para las intervenciones, sino para empatizar
con personas que realmente se sienten inadaptadas e incomprendidas.
En cuanto a las ideas previas o concepciones que tenemos acerca de este
trastorno suelen ser: niños inquietos, con conductas disruptivas, que necesitan
de rutinas claras, instrucciones breves y concisas, baja autoestima, exceso de
energía, entre otras ideas que, a simple vista, se perciben como algo negativo.
Es por esto que se sienten incomprendidos e inadaptados, puesto que su
alrededor no es capaz de entender su situación y convivir con ella. Existen mitos sobre este trastorno y nosotros como futuros docentes debemos tener en cuenta en nuestra formación qué es verdad y que no en las característica de nuestro alumnado:
Apuntes de Evaluación e Intervención didáctica en alumnado NEAE
Actualmente es fácil pensar que hay niños/as hiperactivos sobrediagnosticados,
pero dentro de las personas inatentas existen los grandes olvidados, quizá "infradiagnosticados": personas con TDA sin hiperactividad ni impulsividad. Las principales diferencias entre las variantes del trastorno se resumen en la siguiente imagen.
Las personas que tienen un diagnóstico TDA/H son conscientes de su
dificultad para autorregular su comportamiento; son las funciones ejecutivas
las afectadas por este trastorno, es decir, la atención, inhibición del impulso
y la memoria a corto plazo. Es por ello por lo que las tareas de planificación
y ejecución las llevan a cabo con un mayor trabajo y dificultad.
La respuesta educativa ha de ir dirigida a adecuar el contexto educativo a las distintas formas de aprender, incorporando medidas organizativas y metodológicas que pueda poner en práctica el profesorado en su aula. Pincha AQUÍ para saber orientaciones básicas sobre la respuesta educativa.
Actualmente, en educación vemos como se está
reivindicando la educación emocional por los beneficios que esta aporta al
individuo, no solo para el aprendizaje de lo que estipula el currículum
académico, sino para el manejo y control de las emociones de manera que nos
permitan avanzar en la toma de decisiones, regulando así nuestra conducta que,
más adelante, influirá directamente en el aprendizaje. Es por ello que, también,
se reivindica la falta de atención recibida a los aspectos emocionales y
personales dentro del currículum académico. Existen necesidades relacionadas con
el manejo del estrés, la ansiedad, el miedo, entre otras, para poder afrontar
los aprendizajes. Tal y como nos dice Bisquerra (2011), estas necesidades son consecuencia
del “analfabetismo emocional”, es decir, no sabemos leernos a nosotros mismos,
ni tampoco nuestro alumnado.
Este autor nos dice que la educación emocional tiene como objetivo el
desarrollo de competencias emocionales. Entendemos las competencias emocionales
como el “conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes
necesarias para tomar conciencia, comprender, expresar y regular de forma
apropiada los fenómenos emocionales” (Bisquerra, 2011, p. 11). Dentro de
las competencias emocionales están la conciencia y regulación emocional,
autonomía emocional, competencias sociales, habilidades de vida y bienestar.
La necesidad de una educación emocional es evidente, puesto que desde
los primeros años de vida estamos expuestos a estímulo que provocan en nosotros
una reacción que, mal gestionada, puede desencadenar en bucles emocionales
tóxicos que repercutirían de manera directa en nosotros mismos. La educación
emocional, requiere, por tanto, una práctica continuada, para ganar la competencia
suficiente para aprender de forma sana y eficaz, por tanto, no es de extrañar
que se reclame en educación infantil y primaria y se reivindique su práctica en
las escuelas avalada por la ley y el currículum.
Tal y como nos recuerda Biquerra (2011), las emociones negativas son
inevitables, por lo que es importante aprender a regularlas de forma apropiada.
En cambio, las emociones positivas hay que buscarlas y para ello es interesante
aprender a construirlas, pues su búsqueda y nuestra inquietud por encontrarlas
no garantizan que esto pase.
Todo esto que menciono anteriormente parece obvio, pero la realidad es que no hay currículum que establezca contenidos y criterios que se puedan evaluar en relación con la educación emocional y, para ello es importante tener el hogar como primero modelo de aprendizaje emocional.
En la situación actual que vivimos, debido al COVID-19, nuestro hogar es el referente principal en la gestión de multitud de emociones estamos sintiendo. Por tanto, más que nunca, entendemos la importancia de la familia como docente emocional, como guía. Hablando del hogar y las emociones, no puedo evitar acordarme de un libro leido al principio de la carrera donde, precisamente, se hablaba de la familia como escuela de emociones:
Portada del libro "La familia, la primera escuela de las emociones" de Mar Romera
Me acuerdo de cuando descubrí a Mar Romera en una conferencia sobre educar con "3 ces", pero además de ello, es una profesional experta en educación emocional. No es únicamente su formación lo que me hace ganar confianza en ella, sino la trasmisión de su propia experiencia emocional a través de sus libros y formaciones.
Como se ha mencionado anteriormente, la situación actual es un reto emocional que se está viviendo en el hogar y, en ocasiones, tendemos a infravalorar la capacidad de los niños para enfrentarla, cayendo en la sobreprotección. Mar Romera nos habla de forma breve sobre la consecuencia directa de la sobreprotección en los niños:
Ella misma afirma su confianza en la infancia para aprender a gestionar las emociones "de manera oportuna con la intensidad oportuna".
Tomándola como una educadora comprometida y competente, me cuestiono si realmente, somos capaces, con la formación dada en la universidad, como futuros docentes, de confiar en la infancia para aprender a construir personalidades fuertes y sanas que sean capaces de superar con éxito situaciones como la presente. Para reivindicar educación emocional en los centros educativos de infantil y primaria debemos, sin duda, reivindicarla en nuestra formación universitaria.
REFERENCIAS DOCUMENTALES
Bisquerra, R. (2011). Educación emocional. Propuestas para educadores y familias. Bilbao: DESCLÉE DE BROUWER